Cuando la mayoría de personas toman la decisión de guardar la bicicleta y el equipamiento para pasar el invierno en casa, otros nos preparamos para hacerle frente al frío, a las raíces mojadas y a todos los imprevistos que podemos encontrarnos en una montaña durante la temporada fría del año.
Por lo tanto, si estás leyendo esto es porque has decidido que este año el frío no te apartará de tu bicicleta, es por eso que, ¡queremos darte algunos consejos para que puedas seguir pedaleando durante el invierno!
1. ¡Escoge bien tu equipamiento!
Antes de empezar a pedalear, necesitamos ropa específica para invierno. La cantidad de capas dependerá, en gran manera, de tu metabolismo, ya que puedes ser más o menos tolerante al frío. En cualquier caso, pueden ser entre dos y tres capas.
En la primera capa es importante vestir una buena camiseta térmica y técnica que nos de calor, pero que también nos ayude a expulsar el sudor. No hay nada peor que una pieza de ropa que acumule humedad, ya que puedes intensificar la sensación de frío.
En la segunda capa, utilizaremos una camiseta técnica deportiva, la que siempre usamos como maillot para ciclismo de montaña de manga larga. Esta nos protegerá del frío y nos ayudará a mantener la temperatura corporal.
Para la tercera capa, una chaqueta o armilla con tejidos técnicos que nos protejan del frío, corten el aire y repelan el agua. Sin olvidarnos de coger, siempre, un impermeable por si llueve.
No nos olvidemos de nuestras manos y pies, que son la primera parte de nuestro cuerpo que se enfría. Necesitamos unos buenos guantes y calcetines para mantener la temperatura en nuestras extremidades. También escogeremos unos zapatos que nos ofrezcan protección del frío y la lluvia. Para nuestros ojos, utilizaremos gafas para evitar que el agua o el barro nos entre a los ojos.
2. Rueda durante las horas cercanas al mediodía.
Saldremos con nuestra bicicleta cuando se acerque el mediodía porque las temperaturas no son tan bajas y se agradecen mucho los rayos de sol que, de vez en cuando, nos iluminan el rostro. Si, por el contrario, eres de los que disfrutan con paisajes congelados a primera hora de la mañana, lleva contigo un foco de luz y rueda con precaución.
3. Conoce tu entorno.
Conocer los caminos en los cuales se acumula el barro o tienen peor drenaje es un punto a favor para poder evitarlos los días de lluvia. Si paramos muchas veces, perderemos temperatura corporal y nos mojaremos en exceso.
4. Gana temperatura corporal después de tu ruta.
Te hacemos una pregunta: ¿hay alguna cosa más agradable que darte una buena ducha después de una ruta llena de frío?
Nuestra recomendación es que, antes de entrar a la ducha, esperemos a recuperar nuestra temperatura corporal. Otra opción puede ser la de empezar a ducharnos con agua tibia e ir subiendo la temperatura para acabar con una sensación de calor.
Ahora es tu turno de decidir que harás: salir a rodar y disfrutar de los paisajes fríos o quedarte en casa y mirar por la ventana. Hagas lo que hagas, ¡aprovecha tu decisión!