Queda muy poco para llegar a las puertas del invierno y esto para muchos amantes del ciclismo puede llegar a suponer una cosa: entrenamiento con rodillo. Pero, no solo el clima puede llegar a cambiarnos nuestra querida salida, factores como la falta de tiempo por cuestiones de trabajo o cualquier otra circunstancia también puede influir.
Muchas personas creen que entrenar con rodillo no es equiparable a hacerlo en carretera o montaña. Es inevitable que siempre queramos compararlo todo, pero solo hay una verdad absoluta: las comparaciones son odiosas.
Si vives en el centro de una ciudad y te pones a pensar todo el tiempo que necesitas para salir de esta, por culpa de los semáforos, transito y glorietas, quizás nuestro entrenamiento de dos horas no podamos llegar a aprovecharlo. Sin embargo, si aquel día decides entrenar en casa con la ayuda del rodillo, todo este tiempo no lo habrás “perdido” como tal.
Desde que te sientas en el rodillo y comienzas a pedalear, podríamos decir que todo aquello que has rodado ha sido aprovechado, siempre que no tengas que parar a abrirle la puerta de casa a alguien, coger el teléfono… No queremos afirmar ni desmentir que el rodillo sea una opción más interesante que rodar en exteriores, pero en ciertas circunstancias, puede ser más productivo.
Ya sabéis lo que dicen: ¡sobre gustos no hay nada escrito!